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A ti, a mí y a todos, la Cuaresma nos puede
ayudar a descubrir que es posible otra forma de
vivir. Porque la Cuaresma, además de anunciar que estamos a cuarenta días para la
Pascua , tiene otros mensajes. Por ejemplo, vida más sencilla
y auténtica, más abierta a la comunicación sincera y sin fingimiento, más
preocupada por los intereses y los problemas comunes…
La felicidad auténtica y más duradera nace de esa
satisfacción profunda de ir levantando el edificio de nuestro futuro de acuerdo
con un proyecto que acariciamos entre sueños. Algo muy diferente a ser
consumidores de experiencias pasajeras y entender la vida como una sucesión de
fragmentos.
El encuentro personal
con Dios es absolutamente insospechado. La cita puede estar en la
contemplación de la naturaleza, detrás de una noticia con una carga
extraordinaria de significado o cuando a
la hora de hacer un juicio sobre un
acontecimiento, nos damos cuenta de que las razones puramente físicas se
escapan como quien
intenta recoger un puñado del mar entre las manos.
Aquel célebre
filósofo y ensayista que fue José Ortega y Gasset
entendía la vida humana como una unidad integradora. Todo lo contrario a la vida mosaico o puzle de piezas separadas. La Cuaresma puede ayudarnos a pensar y
reconstruir el argumento global de nuestra
vida. No sobra preguntarnos si en la
trama de los días y las horas, la fe, el
amor y la razón, la ciencia y la
conciencia, Dios y el servicio a los
demás están presentes de forma relevante.
P. Santiago
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