lunes, 18 de marzo de 2013

Un Papa de nombre Francisco

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S.S. Francisco en la audiencia pública a los periodistas. Aula Pablo VI

La tarde del 13 de marzo sobre la chimenea de la Capilla Sixtina se posó durante casi media hora una gaviota. Algunos quisieron ver en aquella escena el presagio de que la elección del sucesor de Benedicto XVI podía producirse muy pronto y así sucedió. A las 19, 07 horas comenzó a salir la fumata blanca que anunciaba el consenso de los cardenales reunidos en cónclave.  A las 20,15 horas se abría el balcón central del Aula de las Bendiciones, situada sobre el pórtico de la Basílica de San Pedro,  que da a la plaza. La noticia rompía todos los pronósticos. El argentino JORGE MARIO BERGOGLIO, jesuita de 76 años, arzobispo de Buenos Aires,  era el primer papa latinoamericano y entraba en la historia de los  papas con el nombre de FRANCISCO como homenaje y recuerdo de san Francisco de Asís.
Francisco de Asís es sinónimo de sencillez, libertad, amor a la pobreza, Evangelio puro, y también de reforma. Quizá con estos mimbres  teja el nuevo papa  su programa pastoral  e intente modelar la nueva evangelización.
El papa Francisco ha comenzado su pontificado con gestos de serena sobriedad. Probablemente no tenga el gancho popular de Juan Pablo II ni el magisterio universitario de Benedicto XVI y sus funciones de padre, pastor y maestro rebajarán entusiasmos y ostentaciones, pero su mensaje de renovación, de paz y de esperanza, irá calando como la lluvia que caía sobre Roma la tarde–noche del miércoles 13 de marzo.

P. Santiago

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