domingo, 31 de marzo de 2013

¡Aleluya, que Jesús, el Señor, ha resucitado!


                                                                      25 líneas 

La alegría de la Navidad es más ruidosa y callejera, la alegría de la Pascua de la resurrección de Jesús pasa más por el corazón. Es el final feliz de una historia que se va oscureciendo y parece desembocar en un enorme fracaso. No es así y que la muerte haya sido vencida ilumina el futuro de nuestra vida, ese más allá desconocido y envuelto inevitablemente en sombras.
La resurrección de Jesús significa que alguien me espera el último día para celebrar la gran fiesta del encuentro con dios y el reencuentro con esa lista de personas queridas que un día tuve que borrar en la agenda. No es un ejercicio de imaginación, sino un acto de fe y de esperanza,  un regalo gratuito que  llena mi boca de risas y de cantares.
Está resuelta la pregunta acerca del más allá y tengo la clave para entender el más acá con sus días llenos de nubarrones y esas noticias que son un golpetazo en el alma.
La Pascua de la resurrección de Jesús huele a primavera, es una hoguera de luz y de gozo que alborota la sangre de los creyentes. Hay que salir a las calles y colocar un cartelón sobre nuestro cuerpo que diga con palabras mayúsculas: “Muerte y Vida lucharon / y la muerte fue vencida. Es el grano que muere / para que triunfe la espiga. /. Cristo es nuestra esperanza / nuestra paz y nuestra vida”.
El poeta madrileño José Hierro confiesa: “Llegué por el dolor a la alegría. / Supe por el dolor que el alma existe. / Por el dolor, allá en mi reino triste, / un misterioso sol amanecía”.  
No se puede vivir la fe acurrucados detrás del miedo como niños perdidos en un bosque. La fe es alegría y es esperanza que no se agotan porque  Alguien que ha vencido a la muerte me ama infinitamente.

P. Santiago. 

Pensamiento de San Agustín

Resucitamos con Él

“Por consiguiente, como llevamos la imagen del hombre terreno, hemos de llevar también la imagen de quien procede del cielo; de momento, mediante la fe, por la cual hemos resucitado también con él, para que tengamos, asimismo, nuestro corazón en lo alto, allí donde Cristo está sentado a la derecha del Padre, y, en consecuencia, busquemos y gustemos las cosas de arriba, no las de la tierra” (Sermón 362,16) 

viernes, 22 de marzo de 2013

La semana más santa del calendario


                                                                    25 líneas

Con el Domingo de Ramos da comienzo la Semana Santa. La Navidad nos invita a mirar con ojos de ternura a un Dios hecho niño, ahora nuestros ojos se centran en un Dios golpeado y clavado en una cruz. Casi parece imposible que sean capítulos de una misma historia. El salto de los villancicos a las lamentaciones nos hace pensar en una vida tensa con un final dramático. Por fortuna, no es así la vida de la mayoría de los seres humanos pero, aunque solo existiera una persona  que muriese víctima de la injusticia, Jesús habría aceptado ser prototipo de la humanidad más doliente y de un amor infinito que se entrega a favor de todos, particularmente de los más inocentes.
La muerte cruenta de Jesús –que es la noticia inaudita de un Dios crucificado– es una noticia que produce  escándalo y gratitud al mismo tiempo. “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jon 15, 13). Desde esta afirmación rotunda de san Juan es posible comprender el misterio de la muerte de Jesús. Dios no nos ama de palabra sino de verdad y su misericordia llega a todos sin exclusión.
El amor y el dolor son asignaturas troncales de la existencia humana. En Jesús crucificado se entiende como el amor –cuando es verdadero y no se reserva nada– lleva a entregarse para dar lo mejor de uno mismo a quien amas. Este amor vence la muerte y es vía segura para llegar a la resurrección. El crucificado es el resucitado y quien ha querido participar de nuestra muerte, nos invita a participar en su resurrección. Éste es el cimiento firme  de nuestra esperanza.
Que no se  nos escape la Semana Santa sin un tiempo para la reflexión. Hay que exprimir esas dos realidades tan densas que tejen el argumento de estos días: el amor y el sufrimiento. El sufrimiento de los parados, los enfermos incurables, los que viven en el pozo de la depresión…nos rodea, pero el amor escasea. Si “tanto amó Dios al mundo que  dio a su Hijo único para que tenga vida eterna” (Jn 3, 16), ¿existe otro modo de entender la vida según el Evangelio?

P. Santiago

lunes, 18 de marzo de 2013

Un Papa de nombre Francisco

                                                                     25 líneas 

S.S. Francisco en la audiencia pública a los periodistas. Aula Pablo VI

La tarde del 13 de marzo sobre la chimenea de la Capilla Sixtina se posó durante casi media hora una gaviota. Algunos quisieron ver en aquella escena el presagio de que la elección del sucesor de Benedicto XVI podía producirse muy pronto y así sucedió. A las 19, 07 horas comenzó a salir la fumata blanca que anunciaba el consenso de los cardenales reunidos en cónclave.  A las 20,15 horas se abría el balcón central del Aula de las Bendiciones, situada sobre el pórtico de la Basílica de San Pedro,  que da a la plaza. La noticia rompía todos los pronósticos. El argentino JORGE MARIO BERGOGLIO, jesuita de 76 años, arzobispo de Buenos Aires,  era el primer papa latinoamericano y entraba en la historia de los  papas con el nombre de FRANCISCO como homenaje y recuerdo de san Francisco de Asís.
Francisco de Asís es sinónimo de sencillez, libertad, amor a la pobreza, Evangelio puro, y también de reforma. Quizá con estos mimbres  teja el nuevo papa  su programa pastoral  e intente modelar la nueva evangelización.
El papa Francisco ha comenzado su pontificado con gestos de serena sobriedad. Probablemente no tenga el gancho popular de Juan Pablo II ni el magisterio universitario de Benedicto XVI y sus funciones de padre, pastor y maestro rebajarán entusiasmos y ostentaciones, pero su mensaje de renovación, de paz y de esperanza, irá calando como la lluvia que caía sobre Roma la tarde–noche del miércoles 13 de marzo.

P. Santiago

lunes, 11 de marzo de 2013

Esta semana, Cónclave

                                                                     25 líneas


Ningún católico puede vivir de espaldas a Roma. Roma es lugar donde se veneran los restos del apóstol Pedro, centro de peregrinación para aquellos que desean encontrarse con la figura del papa y símbolo de la universalidad de la Iglesia.  Roma, además, es esta semana punto de interés  informativo para los medios de comunicación del mundo entero. El martes día 12 de marzo se iniciará el cónclave para la elección de un nuevo papa, sucesor inmediato de Benedicto XVI.
Algunos periodistas se sitúan ante este hecho como si fuera una noticia comparable a las elecciones que, periódicamente, se celebran en todos los países democráticos. En este caso, sin embargo, a la singularidad de que la Iglesia y el papa rebasan las barreras geográficas, hay que sumar el carácter espiritual del acontecimiento.
El cónclave es un acontecimiento espiritual porque entre  las largas filas de cardenales vestidos de rojo y envuelto en melodías gregorianas se mueve el Espíritu Santo que actúa, evidentemente, a través de mediaciones humanas. El Espíritu Santo, sí, porque la Iglesia no es una multinacional y trasciende los límites de cualquier organización.
Esta semana hay que fijar la mirada en Roma –en ese lugar  considerado como la síntesis del Renacimiento italiano donde el genio de Miguel Ángel pintó la bóveda más grandiosa e inimaginable–  y unirnos en un abrazo de oración para que los cardenales electores elijan al pastor y testigo de Jesucristo que nos ayude a todos a fortalecer y celebrar la fe. El cardenal agustino Prosper Grech será el encargado de dirigir la última meditación a los cardenales antes de cerrarse las puertas de la Capilla Sixtina  donde hasta la fecha se han celebrado 24 cónclaves.

P. Santiago


domingo, 3 de marzo de 2013

Pensamiento de San Agustín

Abrahán creyó 


"En su corazón mantenía la fe siempre inmóvil y en modo alguno deficiente. Pensó Abrahán que, si Dios hizo que naciera de unos ancianos el que no existía, podía también recogerlo de la muerte. Más difícil era lo que ya había hecho Dios, al ver que le daba un hijo que no existía después de tanta desesperanza; si atiendes a la debilidad humana, eso era imposible. Así, pues, sujetó su ánimo a la fe. Creyó que nada era imposible para el Creador. Así como creyó que recibiría un hijo, creyó después a Dios que mandaba. Al recibir el hijo había comprobado la palabra de Dios. Creyó, pues, antes de recibirlo y creyó antes de matarlo. Fue siempre fiel y nunca cruel" (Sermón 2, 1)

¿Es posible cambiar de corazón?


                                                                 25 líneas

Desde los años ochenta  es posible vivir con el corazón de otra persona. Nuestro país a la cabeza de Europa en donantes de órganos y los trasplantes ya casi no es noticia más que para la familia del enfermo. Quiere decir que sí se puede cambiar el corazón y otros muchos órganos vitales.
Más difícil es cambiar el corazón en sentido simbólico como expresa  la súplica que encontramos en  el Salmo 50: “Oh Dios, crea en mi un corazón puro, / renuévame por dentro con espíritu firme”.
Un trasplante va unido a una preparación, una cirugía, unos cuidados posteriores, un estar atentos a cualquier síntoma de rechazo, una vigilancia permanente…Todos hemos dicho alguna vez que queríamos cambiar, arrancar las raíces del egoísmo, dejar de arrastrar las cadenas de nuestras esclavitudes. Proyectos muy poco duraderos por pretender que toda esa transformación de nuestra vida fuera indolora y no exigiera ninguna atención. Sin el gotero de la Eucaristía y de la oración, sin unos minutos diarios de silencio para repasar el crecimiento de nuestra fe y sin gestos diarios de generosidad y de servicio a los demás,  el rechazo es inmediato e inevitable.
Los trasplantados quedan “enganchados” al equipo que realizó la intervención para revisiones periódicas y cualquier emergencia imprevista.  Si yo quiero cambiar el corazón “por dentro”, apoyado únicamente en mis fuerzas, sin vivir enganchado a Jesucristo, será una aventura imposible. Ya nos lo advirtió Jesús:”El que sigue conmigo y yo con él da fruto abundante, porque sin mí no podéis hacer nada”  (Juan 15, 5).  ¿Quién no colecciona en su archivo personal  una torre de propósitos incumplidos porque nuestra voluntad es movediza como el agua del mar, tambaleante como el caminar de un niño que comienza a andar?   

P. Santiago

Gracias te doy Señor

Gracias te doy, Señor,
por ese amanecer de tu luz en mi frente,
por ese sol de lluvia
que hizo brotar en mí el ansia de tu fuego,
por esa nube opaca
en la que me ocultas lo que no era tu gloria,
la gloria de tu herida,
de tus manos abiertas, de tu silencio oscuro.

Gracias por el impulso
que me llevó al camino donde tú me esperabas
y donde derribaste el frágil edificio
en que viví eludiendo mis propias realidades.

Porque has visto en mis ojos la pequeñez del mundo
y la codicia ruin que nos ensucia el pecho
te dignaste venir Tú mismo a redimirme
en el tierno esplendor de un celaje de otoño.

¡Mañana de aquel día! Y tu voz en las voces
que amándote callaban,
en el dulce secreto de las hojas crujientes
en la pena sin gritos de tronco despojado...

Gracias te doy,Señor, por haberme invadido
a pesar de mis dudas y mis obstinaciones;
por ese amanecer de tu luz en mi frente,
porque eres Tú, y mi alma glorifica tu nombre....

[E. de Champourcin]