La alegría de la Pascua
“Aunque el espíritu está pronto, como la carne es débil, no debo entreteneros mucho en el sermón después del cansancio de la noche pasada; pero unas palabras sí debo decíroslas. Estos días que siguen a la pasión de nuestro Señor, y en los que cantamos el Aleluya a Dios, son para nosotros días de fiesta y alegría y se prolongan hasta Pentecostés, fecha en que fue enviado del cielo el Espíritu Santo que había sido prometido. De estos días, los siete u ocho en que nos encontramos se dedican a los sacramentos que han recibido los recién nacidos”
(Sermón 228, 1)
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