Señor, dame un corazón enamorado
como el corazón de María;
un corazón generoso
como el corazón de María;
un corazón abierto a tu Palabra
como el corazón de María.
Haz que descubra cada vez más
la riqueza insondable que eres tú,
y que nadie como tu Madre conoce.
Que descubra que sólo desde un corazón desprendido
llegaré a poner mi confianza en ti,
como la puso tu Madre.
Haz, al fin, Señor,
que al igual que María
tú seas mi única riqueza, mi único tesoro;
mi única savia, mi única vida;
mi sustento y alimento;
mi bien y mi alegría.
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