lunes, 24 de diciembre de 2012

¡Feliz Navidad!


En el silencio del mes noveno de María
                  el cielo se abrió al gran Misterio,
                  y los hombres y mujeres de buena voluntad
                  prepararon la cuna del corazón
                  para recibir el regalo del Dios hecho carne.

                 
Dios no es invención de los miedosos
                  ni el delirio de los que sufren en silencio.
                  Dios plantó su tienda en la tierra
                  como quien cambia de domicilio
                  para ser vecino de un amigo.
        
                 
Aquella noticia dejó en la tierra
                  un racimo de estrellas más brillantes,    
un dulce calor de fuego,
una lluvia fina de besos,
una estela que no ha borrado el tiempo.


Por eso también en diciembre de 2012
celebramos la venida y presencia de un Niño,
de ojos tan claros como el arroyo de un huerto,
que grita la palabra amor en todos los idiomas
y nos invita a que la Nochebuena sea  VIDA BUENA.



Santiago

lunes, 17 de diciembre de 2012

Tareas para el Adviento


                                                               25 líneas

Inevitables un paseo nocturno por el Madrid iluminado, por el mercadillo navideño de la Plaza Mayor, por alguno de esos lugares donde se instala un Belén monumental, asistir a un concierto, comprar un cucurucho de castañas asadas…Cada uno puede hacer su itinerario de acuerdo con criterios distintos.
Tareas inevitables pero insuficientes, porque a la celebración del Adviento hay que añadirle una página de lectura bíblica –el contacto con la Palabra de Dios alimenta nuestro espíritu–, dedicar más tiempo a la oración, participar en la Eucaristía del domingo, no dejar pasar la fiesta de la Inmaculada sin una mirada tierna hacia María –mujer derroche de fe–, echar un vistazo al corazón y preguntarse si hay en él una plaza para Jesús o lo tenemos saturado de frivolidades que hinchan pero no llenan, abrir el monedero y, una mañana o una tarde, renunciar a cualquier capricho a favor de los necesitados, hacer una lista de gestos de paz, de servicio o  de disponibilidad que tengo que incorporar a mi vida …
Y como estamos en el” Año de la fe”, a ver qué se nos ocurre para hacer un poco de gimnasia espiritual y aumente la talla de  nuestra fe. Hay demasiadas personas perezosas en la fe  o que su fe es infecunda en obras y muda en palabras. Una fe sincera es una fe elocuente, escribe san Agustín: “Aquellos que al hablar no dicen lo que creen, no creen perfectamente” (Comentarios a los Salmos 115, 2) Otra idea recurrente de san Agustín es la unión entre la fe, la esperanza y el amor: “Que vuestra fe vaya acompañada del amor, pues no podéis tener amor sin fe” (Sermón 90, 8).
Vivir el Adviento es crear las condiciones para el encuentro con  Dios y  tomar la decisión de vivir al aire del Evangelio.

P. Santiago

viernes, 14 de diciembre de 2012

María, madre del Sí

Señor, dame un corazón enamorado  
como el corazón de María;
un corazón generoso
como el corazón de María;
un corazón abierto a tu Palabra
como el corazón de María.
Haz que descubra cada vez más
la riqueza insondable que eres tú,
y que nadie como tu Madre conoce.
Que descubra que sólo desde un corazón desprendido
llegaré a poner mi confianza en ti,
como la puso tu Madre.
Haz, al fin, Señor,
que al igual que María
tú seas mi única riqueza, mi único tesoro;
mi única savia, mi única vida;
mi sustento y alimento;
mi bien y mi alegría.

martes, 11 de diciembre de 2012

¿Navidad en tiempos de embargos y desahucios?

                                                                 25 líneas


La cara menos soleada de la Navidad es la pobreza, la desigualdad, el sufrimiento que todavía se hace mayor cuando toda la escenografía de la ciudad es de fiesta.
Los políticos y los economistas dicen solemnemente que todo lo que está pasando se debe a desajustes estructurales y nadie se atreve a confesar que los problemas que hoy han llevado  la angustia a millones de familias tienen su origen en el corazón humano.
Un corazón amurallado detrás del propio egoísmo – personal, de país o de continente– se vuelve ciego ante las necesidades de los demás. Al final, el deseo de seguridad y de supervivencia desencadena el espíritu competitivo donde uno ve alrededor rivales en vez de prójimos. Vivir no es compartir, sino competir  y consumir de forma insaciable. Este modo de pensar  fabrica  embargos,  desahucios y conflictos.
El papa Benedicto XVI comentaba hace unos días: “Con Dios no desaparece el horizonte de la esperanza ni siquiera en los momentos difíciles de crisis, ya que la Encarnación nos dice que nunca estamos solos, Dios ha entrado en nuestra humanidad y nos acompaña". Y, en otro momento,  “La economía necesita la ética para su correcto funcionamiento; necesita recuperar la importante contribución del principio de gratuidad y de la "lógica del don" en la economía de mercado, que no puede tener como única regla el lucro”.
Ante un cuadro de desigualdades tan acusadas,  Juan el Bautista grita en el desierto de nuestro mundo: Para preparar el encuentro con el Señor en Navidad, sumad vuestros esfuerzos en favor de   la justicia, que se abajen  los montes y colinas del derroche, abrid vuestro corazón a la solidaridad y la misericordia. Solo así, la Navidad 2013 será de todos y para todos. 

P. Santiago

domingo, 2 de diciembre de 2012

En el silencio de tu habitación


San Agustín decía: "No salgas fuera, entra dentro de ti mismo, porque en el hombre interior habita la verdad  (La verdadera religión 39, 72)
Vivimos en un mundo en el que el silencio brilla por su ausencia. Los relojes marcan nuestros pasos y el estrés es nuestro compañero de camino. Apenas nos dedicamos unos minutos del día y eso, tarde o temprano, acaba pasando factura. 
Este blog responde a la necesidad de todo ser humano  de dedicarse un tiempo a sí mismo y pensar. Aunque a menudo nos dicen lo contrario, cada uno de nosotros necesita guardar unos minutos del día para reflexionar, tranquilizarse y rencontrarse consigo mismo; también con Dios. 
El silencio debe tener un lugar especial en nuestra agenda. Y si a ese silencio interior añadimos la oración, tendremos todos los ingredientes para descubrir la Verdad con mayúsculas: encontrarnos con Jesús. 
Ese encuentro es muy especial: en la intimidad de una habitación, en el silencio de la Capilla... Siempre alejados del ruido que nos rodea, de las prisas, de los trabajos, los libros y los montones de apuntes. Todo eso sobra cuando hablamos con Jesús. Porque sólo con silencio y recogimiento logramos que ambos corazones se fundan en uno  y que Dios llene por completo nuestras vidas. 
Por eso, guarda unos minutos del día para el silencio; y en la intimidad de ese encuentro, bucea dentro de ti, nada en el océano del corazón y habla con Él. Déjate llevar; ábrete a Jesús y deja que entre en tu vida. Él es la verdad que habita en nuestro interior.

Rafa Delgado

sábado, 1 de diciembre de 2012

El Adviento, prólogo de la Navidad


                                                    25 líneas 

Ya se nota en nuestras  calles y en los escaparates de los comercios la proximidad de la Navidad. A pesar de la austeridad provocada por la grave crisis económica que vive nuestra sociedad, las ciudades se visten de luz y de color. El sector comercial estira su imaginación para promover el consumo. A veces, la Navidad no tiene nada que ver con un acontecimiento interior porque no pasa por el corazón y se queda en gastronomía, espumillones y matasuegras. Es la Navidad bullanguera y  volcada en ritos sociales que va de la mano del reclamo de los grandes almacenes.
Existe otra Navidad, desde luego, menos ruidosa, más íntima, más austera y entrañable. Hoy conviven y se entremezclan la Navidad alejada de todo significado religioso y la Navidad cristiana. La Navidad cristiana tiene su prólogo preparatorio que recibe el nombre de Adviento. La palabra latina adventus –va a resultar que el latín es una llave que abre muchos misterios del lenguaje– significa venida. Estamos ante la conmemoración de una venida singular que hay que celebrar con gozo profundo.
La llegada de una persona querida se espera con ilusión y provoca un borbotón de sentimientos: impaciencia, alegría, esperanza…Mucho más cuando se lee la Navidad  con los ojos de la fe y se hace memoria de la presencia de Jesús, Dios– con–nosotros. 
Sería una lástima que la Navidad se celebrara en la calle y no dentro de cada uno; que la música no fuera acompañada del silencio;  que durante el tiempo de Adviento no esperásemos a nadie porque   –hinchados de autosuficiencia– no sentimos la necesidad de la  salvación que nos trae Jesús.
Bienvenido el Adviento que nos invita a iniciar un camino interior que nos lleva a contemplar el misterio de un Dios hecho hombre a quien no le resulta indiferente nuestra vida.

P. Santiago