Con este V Domingo de Cuaresma entramos en el
pórtico de la Semana Santa. Llegamos al final de un camino que comenzamos el
miércoles de Ceniza y que se ha caracterizado por el arrepentimiento, la
penitancia y el perdón. El último día hablábamos de la conversión y el
sacramento de la Reconciliación, esa fiesta íntima y personal con el Padre.
Para este último tramo el Salmo 50 nos invita al agradecimiento. Esta
maravillosa oración termina diciendo: “Señor por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios
rituales, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se inmolarán novillos”
Con el perdón, Cristo ha curado las pequeñas heridas
que sufría nuestro corazón. Ha reconstruido “nuestras murallas”, nos ha abierto
sus brazos como Padre cargado de amor.
Ahora caminamos junto a Él hacia la Pascua. Camino
de pasión, sufrimiento y entrega… Pero sobre todo, calvario de amor. Con
agradecimiento contemplemos a Jesús Crucificado y mantengámonos fieles a su
Palabra, alimento de nuestra alma.
Rafa
Delgado
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