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Todos los fines de semana pueden
vivirse con Dios en el horizonte, pero el
“finde” del 9
al 11 de marzo se celebrará en Los Negrales (Madrid) un encuentro
vocacional. ¿Quién, al concluir
el bachillerato, no participó en unas
jornadas de orientación? Con un pie en la Universidad, había que terminar de
deshojar posibilidades y pensar en el futuro.
En
la revista Forbes, que
se publica en Estados Unidos y
está especializada en el mundo de los negocios y las finanzas, apareció un
estudio del Instituto de Investigación de la Universidad de Chicago donde se
presentaba el cuadro de las personas más felices por razón de su trabajo.
Encabezaban la lista los sacerdotes católicos y los pastores protestantes. A
continuación, los bomberos,
fisioterapeutas, profesores de educación especial…El estudio revela también los
empleos que causan más insatisfacción, pero no es cosa de frenar las ilusiones
de nadie.
En el encuentro
vocacional de Los Negrales
nadie va a presentar el oficio de bombero y tampoco se hablará de las Escuelas
de Fisioterapia. El tema de diálogo, de
conversación y de silencio será otro: ¿Cuál es mi papel en el mundo y en la Iglesia? ¿Tiene sentido ser sacerdote o
religioso hoy? ¿Por qué no agustino?
Hay santos transparentes que dejan ver debajo de
la piel las dudas y las luchas de una vida plenamente humana. Es el caso de san
Agustín –un santo de carne roja y huesos
blancos como los nuestros– que se tomó en serio el gozoso oficio de ser hombre
siguiendo a Jesús de Nazaret.
Agustín sintió el tirón de la verdad,
de la mujer, de los amigos, de la belleza, de Dios. La vocación cristiana –sobre
todo la religiosa o sacerdotal–, supone firmar un talón en blanco. El corazón
del mundo está cansado, envejecido. Hay un déficit evidente de solidaridad y de
ternura; alguien tiene que encargarse del mantenimiento para que el mundo no
sea un glaciar.
P. Santiago