sábado, 14 de junio de 2014

El orden multiplica la eficacia.

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Tiempo de exámenes, de tensiones y de nervios. La torre de apuntes ha crecido sobre la mesa sin casi darnos cuenta y en el calendario aparecen marcadas distintas fechas que son como pilotos encendidos que nos recuerdan la cita para dar cuenta de tal o cual asignatura. Si uno pudiera estiraría las horas para que  pasaran de veinticuatro a cuarenta.
Todas las actividades tienen sus leyes internas que hay que respetar y también el estudio exige unas estrategias determinadas. Cuando se trata del trabajo intelectual hablamos de metodología y requisito indispensable para rendir en el estudio es el orden. El orden es todo lo contrario a la galopada final, la improvisación que va unida al optimismo de ver unos temas y dejar otros porque la posibilidad de que no me pregunten nada de ellos es real, el aturdimiento que bloquea y paraliza,
A nadie le puede pillar desprevenido el examen final de cada una de las asignaturas porque no es una novedad de este curso y tampoco se puede hacer en un solo día el trabajo de  meses. Hay, por lo tanto, un ayer que –en la mayoría de los casos– ya es irrecuperable y no se ha inventado ninguna fórmula para solucionar en una semana la irresponsabilidad de un cuatrimestre.
Tampoco es cosa de meterse en la habitación o en la biblioteca, atarse a la silla y pensar que hay que batir  un record de tenacidad. El orden multiplica la eficacia significa que es toda la jornada y todas las actividades  las que hay que organizar sabiamente. Con pausas para el descanso, la visita al gimnasio, salir a correr, comer pausadamente, charlar con los demás…Todo lo contrario a enclaustrarse como si se tratara de hacer una experiencia monástica. Al final, pesa y duele la cabeza, se filtra el miedo y, además de los apuntes, el día del examen se lleva una tonelada de desconfianza bajo el brazo.

P. Santiago

1 comentario:

  1. Ay, a los que han pillado sin estudiar fue a la Selección!! Un abrazo. Nos vemos en nada.

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