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Es cierto que sufrimos de cansancio pero no tanto por la actividad que desarrollamos como por nuestro mundo interior que se va secando y una sensación de vacío espiritual que produce desazón y malestar generalizados. Con esta radiografía en las manos, la Semana Santa nos presenta una oferta de viaje gratuito hasta lo más hondo de nosotros mismos para eliminar tensiones, sentir la compañía de la fe religiosa, cimentar mejor nuestra vida, deshacer los nudos de tantos miedos como nos atan, borrar las sombras que nos impiden vivir de cara a la luz.
El mensaje de la Semana Santa no hay que asociarlo con la belleza estética de un séquito de imágenes porque sería tanto como quedarnos con la envoltura plástica de una realidad más honda. La muerte y resurrección de Jesús nos emplaza ante la posibilidad de leer de otra manera nuestras muertes y salir de las tumbas donde viven muertos tantos contemporáneos nuestros.
P. Santiago
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