domingo, 27 de abril de 2014

50 años del Colegio Mayor Universitario San Agustín

25 líneas

Fue su inauguración oficial el 24 de abril de 1964, fiesta de la Conversión de San Agustín. Ha pasado tiempo como para estar ante un cincuentenario que no cabe, naturalmente, en 25 líneas. Hay que mirar hacia atrás – al siglo pasado, aunque no quede tan alejado de nosotros– y encontramos un cuadro social, político y universitario muy diferente. El acontecimiento divisorio entre dos grandes épocas de la historia más reciente de España se llamó transición. Hubo muchas transiciones, muchos pasos hacia un clima nuevo de libertades, de estilos de vida, de sensibilidad social, de autonomía personal.
En aquel tiempo –un tanto encorsetado y rígido–, los Colegios Mayores permitían respirar el aire limpio de la libertad, expresar la frescura de la utopía, soñar con un mañana diferente. Eran fuente de creatividad y de esperanza. Hoy los colores del paisaje universitario son más tenues y apagados. Hay jóvenes maniatados por el sentimiento de que alguien les ha robado el futuro, que la clase política da pocas muestras de preocupación por los intereses personales y prodiga los gestos de despreocupación por los comunes, que los sueños profesionales pueden estrellarse ante una realidad dura que levanta muros de dificultades ante la búsqueda del primer trabajo.
Yo quisiera reivindicar para los Colegios Mayores  la función crítica, propositiva y creadora  que tuvieron en otro tiempo. Formarse no es recibir diariamente un chaparrón de conocimientos, sino que es aumentar el grado de inquietud personal, de amor por la vida, de sabiduría sobre uno mismo y sobre la realidad que nos rodea como las paredes de nuestra habitación. Sin olvidar que también es función de los Colegios Mayores ser necesario hospital de campaña para curar con el bálsamo de la amistad las heridas y los contratiempos inesperados que rasgan el alma.

P. Santiago

Juan Pablo II y Juan XXIII, dos nuevos santos




Esta mañana el Papa Francisco proclamaba santos a los Beatos Juan Pablo II y Juan XXIII ante una Plaza de San Pedro en la que no cabía más gozo. Tras la invocación del Espíritu Santo con el canto del Veni Creator Spiritus, Francisco pronunciaba la oración de canonización. La memoria litúrgica de San Juan XXIII será el 21 de octubre y la de San Juan Pablo II, al día siguiente.

Compartimos con vosotros la Homilía pronunciada por el Santo Padre en la Eucaristía.


SANTA MISA Y CANONIZACIÓN DE LOS BEATOS 
JUAN XXIII YJUAN PABLO II
HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

<< En el centro de este domingo, con el que se termina la octava de pascua, y que san Juan Pablo II quiso dedicar a la Divina Misericordia, están las llagas gloriosas de Cristo resucitado.
Él ya las enseñó la primera vez que se apareció a los apóstoles la misma tarde del primer día de la semana, el día de la resurrección. Pero Tomás aquella tarde, como hemos escuchado, no estaba; y, cuando los demás le dijeron que habían visto al Señor, respondió que, mientras no viera y tocara aquellas llagas, no lo creería. Ocho días después, Jesús se apareció de nuevo en el cenáculo, en medio de los discípulos: Tomás también estaba; se dirigió a él y lo invitó a tocar sus llagas. Y entonces, aquel hombre sincero, aquel hombre acostumbrado a comprobar personalmente las cosas, se arrodilló delante de Jesús y dijo: «Señor mío y Dios mío» (Jn 20,28).

Las llagas de Jesús son un escándalo para la fe, pero son también la comprobación de la fe. Por eso, en el cuerpo de Cristo resucitado las llagas no desaparecen, permanecen, porque aquellas llagas son el signo permanente del amor de Dios por nosotros, y son indispensables para creer en Dios. No para creer que Dios existe, sino para creer que Dios es amor, misericordia, fidelidad. San Pedro, citando a Isaías, escribe a los cristianos: «Sus heridas nos han curado» (1 P 2,24; cf. Is 53,5).
San Juan XXIII y sanJuan Pablo II tuvieron el valor de mirar las heridas de Jesús, de tocar sus manos llagadas y su costado traspasado. No se avergonzaron de la carne de Cristo, no se escandalizaron de él, de su cruz; no se avergonzaron de la carne del hermano (cf. Is 58,7), porque en cada persona que sufría veían a Jesús. Fueron dos hombres valerosos, llenos de la parresia del Espíritu Santo, y dieron testimonio ante la Iglesia y el mundo de la bondad de Dios, de su misericordia.
Fueron sacerdotes y obispos y papas del siglo XX. Conocieron sus tragedias, pero no se abrumaron. En ellos, Dios fue más fuerte; fue más fuerte la fe en Jesucristo Redentor del hombre y Señor de la historia; en ellos fue más fuerte la misericordia de Dios que se manifiesta en estas cinco llagas; más fuerte, la cercanía materna de María.

En estos dos hombres contemplativos de las llagas de Cristo y testigos de su misericordia había «una esperanza viva», junto a un «gozo inefable y radiante» (1 P 1,3.8). La esperanza y el gozo que Cristo resucitado da a sus discípulos, y de los que nada ni nadie les podrá privar. Laesperanza y el gozo pascual, purificados en el crisol de la humillación, del vaciamiento, de la cercanía a los pecadores hasta el extremo, hasta la náusea a causa de la amargura de aquel cáliz. Ésta es la esperanza y el gozo que los dos papas santos recibieron como un don del Señor resucitado, y que a su vez dieron abundantemente al Pueblo de Dios, recibiendo de él un reconocimiento eterno.
Esta esperanza y esta alegría se respiraba en la primera comunidad de los creyentes, en Jerusalén, de la que hablan los Hechos de los Apóstoles (cf. 2,42-47), como hemos escuchado en la segunda Lectura. Es una comunidad en la que se vive la esencia del Evangelio, esto es, el amor, la misericordia, con simplicidad y fraternidad.

Y ésta es la imagen de la Iglesia que el Concilio Vaticano II tuvo ante sí. Juan XXIII yJuan Pablo II colaboraron con el Espíritu Santo para restaurar y actualizar la Iglesia según su fisionomía originaria, la fisionomía que le dieron los santos a lo largo de los siglos. No olvidemos que son precisamente los santos quienes llevan adelante y hacen crecer la Iglesia. En la convocatoria del Concilio, san Juan XXIII demostró una delicada docilidad al Espíritu Santo, se dejó conducir y fue para la Iglesia un pastor, un guía-guiado, guiado por el Espíritu. Éste fue su gran servicio a la Iglesia; por eso me gusta pensar en él como el Papa de la docilidad al Espíritu santo.
En este servicio al Pueblo de Dios, san Juan Pablo II fue el Papa de la familia. Él mismo, una vez, dijo que así le habría gustado ser recordado, como el Papa de la familia. Me gusta subrayarlo ahora que estamos viviendo un camino sinodal sobre la familia y con las familias, un camino que él, desde el Cielo, ciertamente acompaña y sostiene.

Que estos dos nuevos santos pastores del Pueblo de Dios intercedan por la Iglesia, para que, durante estos dos años de camino sinodal, sea dócil al Espíritu Santo en el servicio pastoral a la familia. Que ambos nos enseñen a no escandalizarnos de las llagas de Cristo, a adentrarnos en el misterio de la misericordia divina que siempre espera, siempre perdona, porque siempre ama.>>

lunes, 21 de abril de 2014

En abril, santos mil

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La Pascua de 2014 nos invita a hacer memoria de la resurrección de Jesús y nos trae la noticia –no menos jubilosa– de  la declaración como santos de Angelo Giuseppe Roncalli y Karol Józef Wojtyła Para entendernos mejor, los papas Juan XXIII y Juan Pablo II. El primero italiano, llamado “el papa bueno”, cuarto hijo de un total de catorce, del matrimonio formado por Giovanni Battista Roncalli y Marianna Giulia Mazzolla, que abrió el Concilio Vaticano II el 11 de octubre de 1962 en la Basílica de San Pedro. El segundo, de nacionalidad polaca y recordado como uno de los líderes más influyentes del siglo XX que visitó ciento veintinueve países como sucesor de san Pedro. Santos de ayer mismo que han dejado marcada su huella personal en la historia de la Iglesia y del mundo.
Nadie podrá decir que hablar de los santos obliga a mirar hacia siglos pasados y perderse por el bosque de la historia. Tampoco hay que sacar la conclusión de que ser papa es una condición para ser santo. Hay santos de todos los oficios,  todas las culturas, todos los sexos y todas las edades. Atletas como Juan Pablo II –experto alpinista y esquiador– y poco amigos del deporte como Juan XXIII. Los dos adoptaron el nombre de Juan que, si nos fijamos en Juan el Bautista, es el pregonero que anuncia la llegada de Jesús y confiesa no ser digno de desatarle la correa de sus sandalias. Siempre he pensado que los santos son como los cristales de una vidriera. Cada uno tiene su color pero tienen en común una misma misión: dejar que pase limpiamente la luz. Con la llegada de Juan XXIII y Juan Pablo II a la cima de los santos, la Iglesia y la humanidad entera se sienten más iluminadas.  

P. Santiago











domingo, 13 de abril de 2014

Oferta de viaje gratuito para la Semana Santa

25 líneas

Las agencias de viajes ya están introduciendo sus encartes en los periódicos para ofrecernos una escapada a Canarias, Playa Bávaro o una casita rural en la montaña con el paisaje de fondo de unas montañas todavía con las crestas nevadas. Hay que viajar, desentumecer los huesos, tomar el sol –si es que la meteorología lo permite– y disfrutar de unos días sin horarios y sin despertador. No es para menos porque “yo ya no resisto más”, “este ritmo no hay quien lo aguante”, “este estrés es insoportable”…Con estos argumentos a la vista hay que buscar un oasis, romper con la monotonía cotidiana y buscar donde descansar unos días siempre que la economía familiar y le precio de la gasolina lo permitan.
Es cierto que sufrimos de cansancio pero no tanto por la actividad que desarrollamos como por nuestro mundo  interior que se va secando y una sensación de vacío espiritual que produce  desazón y malestar generalizados. Con esta radiografía en las manos, la Semana Santa nos presenta una oferta de viaje gratuito hasta lo más hondo de nosotros mismos para eliminar tensiones, sentir la compañía de la fe religiosa, cimentar mejor nuestra vida, deshacer los nudos de tantos miedos como nos atan, borrar las sombras que nos impiden vivir de cara a la luz.
El mensaje de la Semana Santa no hay que asociarlo con la belleza estética de un séquito de imágenes porque sería tanto como quedarnos con la envoltura plástica de una realidad más honda. La muerte y resurrección de Jesús nos emplaza ante la posibilidad de leer de otra manera nuestras muertes y salir de las tumbas donde viven muertos tantos contemporáneos nuestros. 

P. Santiago

jueves, 10 de abril de 2014

El inevitable escalofrío de la muerte

25 líneas

Si hay algún secreto que todos escondemos bajo la piel es la duda inquietante acerca de la muerte. Tenemos en nuestro archivo de recuerdos más íntimos los nombres de un puñado de seres queridos que ya no se sientan a la mesa con nosotros, no recibimos su felicitación de Navidad y hemos pulsado la tecla Supr sobre la dirección de su correo electrónico.
La fe religiosa supone un proceso en el que crecen las certezas, las preguntas y la relación personal entre el creyente y Dios. Es un largo camino que hay que recorrer arropados por la confianza. El itinerario –aunque parezca difícil de comprender– consiste en salir de la niñez para volver a la niñez. Salir de la niñez es atreverse con la duda, no cerrar los ojos a la realidad ni pensar en que Dios nos pide el obsequio de no pensar. Volver a la niñez es hacerse niño de nuevo, llegar a la conclusión de amar, confiar, esperar no son verbos que forman parte del cuerpo del diccionario sino un estadio superior de madurez.
Sería presunción o vana autosuficiencia proclamar que la fe disipa todas las vacilaciones. Aunque sea lo más parecido a una contradicción, progresar significa, a veces, dar la vuelta. Así sucede con el crecimiento en la fe. “Quien se tenga por sabio en este mundo, vuélvase ignorante para ser de veras sabio”, escribe san Pablo (1 Cor 3, 18). No se trata, evidentemente, de quemar los libros de la estantería ni tirar al contenedor de papel los apuntes  encuadernados en gusanillo. Ser sabio de verdad es conocer el aquí y el ahora, caminar con dignidad por los pasillos de este mundo y aceptar que el “más allá”, “el después de la muerte”, es imposible reducirlos a conceptos manejables. La salida de esta espesa oscuridad es –según Ricoeur–  comprender para creer  y creer para comprender. Ya lo había dicho san Agustín hace siglos: “Busco para encontrar y encuentro para seguir buscando más ávidamente” (La Trinidad XV, 2).

P. Santiago

lunes, 7 de abril de 2014

Pensamiento de San Agustín

Quiso ser tentado 

“Cristo fue tentado para que no fuese vencido el cristiano por el tentador. El Maestro quiso ser tentado en todas las cosas en las cuales lo somos nosotros; como quiso morir, porque morimos; como quiso resucitar, porque también habíamos de resucitar; pues aquello que ejecutó como hombre el que se hizo hombre por nosotros siendo Dios, por el cual fuimos hechos, lo ejecutó por nosotros” (Comentario al salmo 90, 2, 1).




Obras de San Agustín

¡Comenzamos la semana con una gran noticia para la familia agustiniana! El 28 de marzo de 2014, se ha concluido la descarga en internet de las obras completas de San Agustín en español. Podremos encontrarlas en la página web: www.augustinus.it
En ella se pueden consultar todas las obras de San Agustín en latín, italiano y español. Hay enlaces para consulta en otras lenguas, como inglés, francés y holandés. Ofrece también otros recursos relativos a San Agustín y a la espiritualidad e iconografía agustinianas.

Esperamos que os sea de ayuda para vuestro crecimiento personal y espiritual.

sábado, 5 de abril de 2014

¡Volvemos!

Queridos amigos:

Después de un tiempo de descanso y reflexión, relanzamos el blog de Pastoral del Colegio Mayor con una imagen mejorada y nuevos contenidos. Juntos a las tradicionales "25 líneas" del Padre Santiago y los "Pensamientos" de nuestro amigo y maestro San Agustín, irán sucediéndose una serie de reflexiones que nos ayudarán a acercarnos a Dios y hacer de nuestra vida un reflejo del Evangelio. También tendremos la oportunidad de compartir con vosotros las actividades que se realicen en el Colegio, que este año celebra su cincuenta cumpleaños...¡Felicidades!
Nos unimos así al consejo que nos regaló el Papa Francisco en Río (Brasíl) en la pasada JMJ:  "¿Qué es lo que espero como consecuencia  de la  Jornada de la Juventud? Espero lío.[...] Quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos..."
Comenzamos esta nueva etapa con mucha ilusión, ganas de compartir nuestra Fe y de ser testigos auténticos de Jesús. Pero esta tarea no sólo la hacemos nosotros. Tu participación es fundamental. Podrás hacerlo a través de los comentarios o por correo electrónico. El blog es un libro en blanco en el que todos podemos dejar nuestra firma. Por ello, te animamos a participar.

¡Comenzamos!