viernes, 25 de enero de 2013

Pensamiento de San Agustín


" ¿Qué es, pues, tocar sino creer? A Cristo lo tocamos con la fe, y es preferible no tocarlo con las manos y sí con la fe, a tocarlo con las manos y no con la fe. Tocar a Cristo no era nada del otro mundo. Los judíos lo tocaron cuando lo apresaron, cuando lo ataron, cuando lo colgaron; lo tocaron, y por tocarlo mal perdieron lo que tocaron. Tócalo tú con la fe, ¡oh Iglesia católica!; tócalo con la fe. Si piensas que Cristo es solamente hombre, lo has tocado en la tierra. Si crees que Cristo el Señor es igual al Padre, entonces lo tocaste ascendiendo al Padre. Así, pues, asciende para nosotros cuando hemos comprendido quién es. Una sola vez ascendió entonces a su Padre, pero ahora asciende a diario. ¡Y cuántos hay para quienes aún no ha ascendido! ¡Cuántos para quienes aún mora en la tierra!" (Sermón 246, 4). 

La vida como culto, cultura y cultivo


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Ramón Gómez de la Serna, conocido por sus greguerías, decía que “aburrirse es besar a la muerte”. Por lo menos, el extremo opuesto a la vida es la ausencia de proyectos, la sequía creativa, el sentirse espectador que ve pasar delante de sus ojos el río de las noticias. No hay acontecimiento más importante que la propia vida. El tiempo se puede malgastar en la pasividad,  la melancolía o la tristeza indefinida que nos roba la ilusión. Por eso hay que colocar los días y las horas  sobre las palmas de las manos llenarlos de proyectos, moldearlos como un barro amigo que nos permite construir una pequeña obra de arte. Cada día  es la posibilidad que se nos da de decidir en libertad sobre nosotros mismos, sobre nuestra relación con los demás y con Dios.
La vida como culto es la vida abierta a un Dios que nos llama a la amistad y la plenitud. El Dios de la confianza, la misericordia y el amor sin condiciones que se nos ha dado a conocer  con un nombre, un rostro y una palabra: Jesucristo.
La vida como cultura es privilegiar el pensamiento, la razón, la curiosidad por conocer, la creación literaria o artística. Pensar unos minutos diariamente es un ejercicio de libertad y de maduración personal. Tener a mano un buen  libro es sentir la cercanía de un maestro.
La vida como cultivo es el cuidado que nos merecemos como personas sin olvidar ninguna parcela de nuestra existencia. Somos un todo unitario que no podemos trocear como si fuéramos las piezas de un muñeco articulado. Cuidarnos es atender nuestra alimentación, nuestra higiene física y mental, cuidar nuestros sentimientos, cuidar a nuestros amigos, preguntarnos al final de cada día cuántas veces hemos dicho gracias porque puede ser un termómetro que marque nuestra sensibilidad…
La vida como culto, cultura y cultivo es todo lo contrario a vivirla como un entretenimiento continuado, una historia que se va escribiendo sin argumento.  

P. Santiago

viernes, 18 de enero de 2013

Pensamiento de San Agustín

"Edifica sobre piedra, no sobre arena: oír y obrar, es edificar sobre piedra; no oír ni hacer, es no edificar. Si edificas sobre arena, edificas la ruina. Si nada edificas, te hallas expuesto a la lluvia, a las avenidas de los ríos, al viento, y serás arrastrado en lugar de permanecer en pie. Luego no hay que cruzarse de brazos, sino edificar; ni edificar de tal suerte, que se edifique la ruina; sino que ha de edificarse sobre piedra" (Comentario al salmo 102, 28)

La gozosa cuesta de enero


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Hay dos momentos en la vida laboral  que tienen una significación particular: Después del verano el “síndrome postvacacional” y, pasadas las navidades, “la cuesta de enero”. Como si todas las fiestas o el tiempo de ocio tuvieran que dejar una resaca inevitable. Tópicos aparte, existe un afán humano de convertir la vida en drama y solemnizar los días nublados, en vez de las muchas jornadas de luz cegadora.
A ningún ministro o ministra de Fomento se le ha ocurrido suprimir las cuestas de nuestras carreteras, como ningún hombre cuerdo  ha sugerido terraplenar las montañas  para hacer más cómodo el senderismo.
La vida y la naturaleza tienen su orografía particular, sus altibajos  y sus contrastes inevitables. A la noche le sucede el amanecer y la tarde se apaga lentamente para dar paso a las estrellas.
En el ámbito universitario, enero es “temporada alta” porque es preceptivo pasar por el control de los exámenes. Hay que ser expertos en  el arte de la adaptación y saber actuar según  las necesidades del momento. Uno de los libros de la Biblia –el titulado Eclesiastés– es de un realismo extremo. En él leemos que todas las tareas bajo el sol tienen su tiempo. Aceptar las tareas  de cada momento es adaptación y es sabiduría. No se puede vivir  contracorriente y los ritmos de nuestro trabajo, la mayoría de las veces, nos vienen impuestos por calendarios o circunstancias que nosotros no manejamos.
La cuesta de enero será menos cuesta si desde un sobrio realismo nos sentimos autores de una vida que es esencialmente evolución, camino hacia el mañana. Alcanzar ese puñado de proyectos que cada uno acaricia entre las  manos y guarda en el corazón tiene un precio y es el esfuerzo, el afán de superación. La “gozosa cuesta de enero” –dicho sin la mínima brizna de ironía– es la oportunidad que tenemos de continuar tejiendo el futuro, la propia e irrepetible   historia personal que es el empeño más ilusionante.        

P. Santiago

jueves, 10 de enero de 2013

¡Feliz año bueno!


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No se puede comenzar el año escribiendo 2012+1 porque el 2013 le produzca a uno repelús. A ver si ahora que ya estamos más tranquilos después de haber comprobado que no se terminó el mundo en diciembre, nos inventamos otro motivo para vivir sobre las ascuas del miedo los próximos 365 días.
El debilitamiento de la fe multiplica otro tipo de creencias. No hay más que dar una vuelta por El Retiro para encontrar adivinos y  lectores de las rayas de la mano que adelantan el futuro. En el fondo, quienes niegan a Dios fabrican sus propios dioses de escayola. Quizá es que el ser humano necesita desplegar su dimensión espiritual y no siempre acierta a encauzarla por caminos verdaderos.
Hemos comenzado un nuevo año que se presenta más rodeado de la  incertidumbre que de la ilusión. Hay un mundo exterior –social y  económico– que a todos nos desborda. Sobre todo, cuando se habla de macroeconomía que es una forma de insinuar que hoy existen unos gigantes invencibles  –como los cíclopes de la mitología griega– que son los “macroproblemas”.
En la anchura de la globalización todos tenemos conciencia de seres insignificantes. Hay, sin embargo, otros espacios más reducidos que son propiedad privada. Es el caso del territorio de nuestra persona y el grado de satisfacción con la vida. Aquí se juega algo tan importante como la felicidad. Las personas que se cuidan, se valoran y reconocen en su justa medida sus cualidades, tienden a sentirse valorados por los demás. Es lo que se llama una autoestima saludable que no es exclusivamente fabricación propia, sino que entra, también, la aprobación de los demás.
El año 2013 está por construir y puede ser un capítulo importante en nuestra biografía particular. Todo está en vivir  sin estrategias defensivas permanentes, sin eludir responsabilidades, sin movernos constantemente en la parcialidad que  altera la realidad y mancha la verdad.
Por estos caminos, el año nuevo, puede ser un año bueno, un año formidable.
P. Santiago